jueves, 9 de febrero de 2006

El Tiempo en una Palabra


La palabra

tiene una luz

por dentro.



Hay que saber mirarla.

Hay que poder

abrir el pliegue hùmedo

y gastado,

el pàrpado con sueño,

hasta llegar

al sitio

donde la llama

vive.



Tù, que venìas de lejos,

lo sabìas.

Habìas andado mucho,

entre antiguos almanaques

de invierno,

entre semillas,

làmparas,

estantes

y raices.

Habìas pernoctado

en "la posada de la estrella",

desde donde el camino

sube

como una espiral iluminada.



Desde el fondo del limo

de los rios,

tu huella indicaba siempre

la ruta del manantial...

Una furia de pàjaros celestes

te golpeaba el sombrero...

e ibas,

-desposeìdo y verdadero-

repartiendo tus manos entre la soledad.

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